Hay veces que las cosas no cuadran.
Es imposible pretender que todo salga redondo, que cada día sea exactamente como se ha planeado por la mañana y que nunca haya imprevistos.
Pero aún así, hay imprevistos que joden, que joden mucho, y es imposible tomar una actitud gandhiana y sonreír a todo. Hay que cabrearse, hay que soltar la mierda que sino a una se le mete demasiado adentro y hay que decir ESTO, NO.
Y no, esto, no.
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