jueves, 14 de octubre de 2010

Yo conmigo misma

Buenos días, princesa! ¿Otra vez con las mismas? ¿Te volvieron los celos locos de la nada, de la imagen de lo que hoy por hoy se considera per-fec-ción?
No me digas que estuviste otra vez mirándote al espejo, no me digas que otra vez volviste a enamorarte platónicamente de todo hombre que ves por la tele.
Volviste a caer, princesa. Otra vez esos complejos, otra vez ese deseo de ser algo que no eres, otra vez ese no gustarte... ¿No lo hemos hablado ya demasiadas veces? ¿Dónde queda la magia en lo perfecto? ¿Dónde se encuentra la personalidad en unos ojos tan azules, un pelo tan rubio y una sonrisa tan perfecta? ¿Cómo se van a acordar de vos si no sos más que un calco de una revista?...

No sufras, princesa.
Sabés que estos momentos no duran mucho, sólo hasta el próximo día que te pongas especialmente linda, o que a vos te dé por pensar que lo estás.
Sabés también que este tipo de problemas deberían estar resueltos, que das una imagen a primera vista de mujer segura, que luego... no sos así.
Y te lo he dicho tantas veces... dejalo ya, pará, mirate realmente al espejo y decídete a ver lo que hay, sin comparaciones, sin ataduras, sin maquillajes que oculten nada.
¿Por qué tenés la manía de mirarte con distintos ojos según con quién te compares? ¿No te das cuenta de que sos la misma estés al lado de quien estés? ¿Que si no se fijan en ti no es porque haya alguien a tu lado mejor, es, simplemente, porque no podés ser siempre el punto de mira?

No será que buscás algo que ni la más linda tiene... ¿No será que te exigís lo que nadie puede exigirse?

Basta. Siéntete guapa, listo. Con cualquiera delante, detrás, a la izquierda o a la derecha. Sos quien sos todos los días, a todas horas, y eso es algo que tenés que sufrir y disfrutar.
Porque sos especial por el simple hecho de ser vos, de ser una persona en el mundo, de tener tu personalidad y tus ganas de enseñarla.

¿No te basta todo lo que te precede? ¿Sentís constantemente esas ganas de más, más, más?
¿No será que quien tiene que quererse más, más, más a sí misma, sos vos? ¿No será que andás toda la vida buscando gente que te diga lo increíble que eres porque vos no te lo decís nunca?

Bueno, valió. Listo. Ya no pasa más. No me hagás poner tono argentino de psicólogo, princesa, que yo ya no vuelvo más si querés que te diga esto otra vez.

Te quiere, te admira... vos misma.

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