tag:blogger.com,1999:blog-80543934040143637662024-03-05T23:34:15.476-08:00túmbate al sol cuando llueva......y que no te importe mancharte los pies, reírte del espejo y decir siempre que quieras que sí.Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.comBlogger66125tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-15764792929618027872017-08-20T14:55:00.000-07:002017-08-20T14:55:06.575-07:00"Estás publicando como Rocío"Han pasado cinco años desde la última entrada que prometía ser la primera de muchas, y aquí estoy. Los mismos problemas de antes, el mismo bloqueo que tras tanto tiempo ya no es inpass sino rutina derivada en nada.<br />
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Cinco años.<br />
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Me sigue persiguiendo un juez que detrás de todas las caras tiene la mía, que esconde bajo el miedo al rechazo ajeno la incomprensión propia y otras tantas cosas que hace ya casi un año pago para entender. Me leo ahora y lloro, porque entiendo que a mis miedos de hace años sólo les ha cambiado el pelo, los ojos se le han vuelto un poco ojerosos y los pulmones están más llenos de humo que antes. Y aun así, han tenido que pasar cinco años para volver al punto en el que me leo y no tanto me gusto como me quiero, con esa forma de amor cariñosa con la que se miran fotos antiguas. Sonrisa con ceño fruncido. Sonrisa mientras se niega con la cabeza.<br />
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"Madre mía, Roci, no hemos cambiado nada".<br />
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Si antes no sabía por qué ya no podía escribir ahora sí lo sé. Y cuando digo ahora es ahora, en este instante, cuando por primera vez en auténticos años llevo la mente a un plano material y decido inmortalizar todo esto. Es por cobardía. Tal vez antes no lo fuera pero ahora sí lo es. Por no ser suficiente, por leerme y sentir que plasmo más de lo mismo, día tras día. El asunto es que yo, día tras día, soy más de lo mismo, pero tal vez eso no sea malo y la única forma de abrazar lo que pienso y convertirlo en algo más sea entender que soy los días que paso en mi piel, todos ellos. Que me expreso con muchos puntos y con muchas frases que significan todo en este momento y no significan nada después. A saber.<br />
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Por primera vez leo mis textos y en todos ellos busco la inspiración y ahora inspiran ellos. Intento meter con calzador en algún lugar de mi mente la idea de que todas mis metas eran un fin, todos los textos de prácticas eran el objetivo y tonta de mí me he pasado cinco años callada por no decir algo más interesante que el silencio. A lo mejor cualquier cosa es más interesante que este silencio, que pesa, que se ha quedado en mi regazo para siempre y no me veo capaz de sacar de aquí. A lo mejor es que lo que me acompaña todos los días es esto y apartarlo me deja completamente sola.<br />
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Siempre con miedo a ser torpe y ahora leo mis torpezas como intentos tan valientes. Esto mismo lo es, por eso me importa - un poco menos - que todo esto que estoy escribiendo sea una jodida mierda.<br />
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Todo es una jodida mierda. Nada es una jodida mierda.<br />
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No voy a prometerme volver aquí para leer esto dentro de cinco años. Pero tengo que prometerme regresar a leerme más veces.<br />
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Toda la vida buscando la inspiración ahí fuera cuando tengo años de adolescencia aquí dentro.<br />
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<br />Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-45759387442797256332012-05-02T15:31:00.001-07:002012-05-02T15:31:11.020-07:00Como una lechuga.<div style="text-align: justify;">
Ahora que empieza mayo, una también debería empezar. Y cuando digo esto, me refiero a empezar en el amplio, total y bíblico (bíblico de literal, no de religioso, nononono nos confundamos) sentido de la palabra. Para empezar a empezar, me sumerjo de llano y de lleno en el tema del blog.</div>
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No me salen temas profundos, señoras y señores. Me ha costado meses y muchos enfados reconocerlo, pero es así. Si el destino o la fortuna o el azar o lo que sea tiene pensado para mí un futuro de artista literata ganadora de un Nobel, no será en esta época cuando yo haga mis mejores borradores... Pero escribir sigue siendo algo que necesito, así que me voy a abstener de sentimentaloides textos llenos de absolutamente nada, y voy a darle un poco al tema del blog por el blog y cosas más sencillas y más frescas, ¿se me entiende? Que ahora, con el calor, viene mejor.</div>
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Hace unos meses, en los cuales (todo hay que decirlo) mi vida era bastante similar a la que tengo hoy por hoy, me sentaba frente al ordenador y, oye, ni Mozart con sus melodías... Pero últimamente no llego ni a remixes Pitbullianos así que me relego al arte menor del bloggeo-diario, hasta que se pasen los oleajes. </div>
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Y así, entre maletas cargadas de ropas, de despedidas y de muchos echares de menos, decido que me voy a reciclar un poco y, además de airearme cuando me dé por correr, andar, comer pepinillos y lechugas para estar estupenda, también voy a recomponerme por dentro y dejarme de tanta autocrítica que me mina la moral.</div>
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Así que, lo dicho. Intentaré pasarme más por aquí, más rápido y, a lo mejor, menos bueno. Pero oye, son rachas, y una tiene que serse fiel y no escribir lo que no se quiere escribir.</div>
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Cuidarse, y nos vemos prontito.</div>
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<br /></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-71141389582689055192012-05-02T15:12:00.003-07:002012-05-02T15:12:51.420-07:00Clic.<div style="text-align: justify;">
Tecleaba rápido, porque le gustaba el repiqueteo de las teclas al compás de sus dedos. Clic, clic, clic. Generalmente, se acompañaba de grandes y ostentosos anillos y, últimamente, de unas grandes y ostentosas gafas que hacían juego con todo lo que tenía en mente escribir.</div>
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Todos los días, desafiante, el folio en blanco le retaba en silencio.<i> Vamos, cobarde, deja fachada y escribe algo que mañana no te haga fruncir el ceño</i>. Vamos. Clic, clic, clic...</div>
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Y, como un reloj, que también estaba encantado de conocerse con su sonidito repiqueante, el bloqueo. ¿Qué te cuento, mundo? ¿Qué puedo escribir que me deje en una posición relativamente decente en el mundo, que me haga comerme las habichuelas con lo que digo y que me sirva de un poquito de inspiración mañana? A saber.</div>
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A lo mejor empiezo a dibujar, me vuelvo artista bohemia y acompaño mis lienzos con frases que quieran ser mucho diciendo poco, y hasta me apropio (por fin) de una firma con estilo. </div>
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Igual me mimetizo con el entorno y hago fotos baratas, las pongo en modo sepia y me las doy de fotógrafa cultureta (ya digo, las gafas ya las tengo). </div>
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O, a lo mejor, me sigo enfrentando con este abismo que es el maldito folio en blanco y, después de mucho intentar, de mucho enfadarme y de muchas noches llevándome nada escrito a la cama, vuelvo a escribir algo con un mínimo de sentido... Es posible que me toque empezar desde el principio y renacer de mis cenizas, como buen ave fénix, y comenzar un estilo nuevo que me refleje un poquito y no me dé ganas de tirarme por la ventana.</div>
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El ritmillo con que leo lo que escribo no me gusta, así que decido que no es mío... El resto de ritmos, el resto de cosas que leo, que no son mías, sí me gustan... A lo mejor es que el ritmo me lo impongo yo y estas gafas están mal graduadas.</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-15086015068342671682012-04-11T13:18:00.000-07:002012-04-11T13:18:35.821-07:00Malas fiebres<div style="text-align: justify;">Y yo, con estos dedos torpes que no quieren hacer pensar mi cabeza, leo y releo grandes palabras de grandes plumas, y los escalofríos, sonrisas y rubores se me mezclan con envidias de las sanas (y de las otras también), anhelando esa conexión cabeza-dedos-corazón, que hace meses parece sufrir en mí un atasco interno.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y dice Benedetti que deja sus folios en blanco para que le digan algo cuando se levante de la siesta, y yo digo que a mis folios siempre les dije cosas, pero pocas veces me contestaron, y me pregunto si es normal verse tan poco propio en las palabras que un día se dijeron, porque me leo y la parte de mí que lo escribió se esconde en el rincón oscuro, donde deben estar también mis ganas.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Y cuando la brillante blancura del nada que decir me gana el pulso y mis dedos se bloquean, crispan y resignan, vienen olas de incertidumbre que empiezan por el día de hoy y acaban por el momento en que decidí ser la persona que hoy me devuelve el espejo.</div><div style="text-align: justify;">¿Qué fiebre de escritor voy a tener, cuando no puedo considerarme como tal, ni hoy, ni en un futuro que pueda ver sin achicar los ojos? ¿Qué males de artista sufro, cuando sólo aspiro a poder aspirar al arte? </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Qué le digo al papel de una vida que me llena pero no me hace escribir a borbotones. Qué vida es esta que aún viviéndola bien, se me escapa si la busco. </div><div style="text-align: justify;">Qué mezcla extraña de formas de juntar palabras, qué aspirantes a sombras de buenos textos estoy pariendo, cómo doy la cara y defiendo mis palabras, cuando ni yo misma las encuentro. Que me rehuyen, que me esmero lo justo y no suficiente porque ante una batalla que ya sé perdida no empiezo ni a rearmarme. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Qué hago yo, si las cosas que tengo que decir no me quieren aquí con ellas.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-80571209085861859742012-03-30T17:11:00.002-07:002012-03-31T02:27:09.909-07:00Qué hacemos con los domingos por la tarde.<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Pero, dónde estás. Dónde te metes. Desde luego, te reconozco el mérito: no te encuentro aunque te busque todos los días, te imagine todos los días, te cree todos los días. Podrías ser cualquiera, de cualquier color, de cualquier sonrisa, de cualquier pelo. Podrías ser cualquiera pero no eres. No eres nadie que mira y se para para hacerme dar un vuelco. No eres quien se interesa por lo que me intereso y busca compartir, además de cama, pensamientos y miradas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">No eres nadie, y mira que podrías ser cualquiera.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">¿Cómo hago contigo, entonces, que no eres, ni estás, ni apareces? Que no tienes ni nombre, ni color de ojos, ni lunar favorito. Cómo hago para interesarte si no tienes mirada que enfocar, cómo hago para interesarme yo, si tienes boca muda que no me dice nada. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Y entonces qué. Estas ganas de compartir, pero en bajito, los trotes, idas y venidas del día. Y entonces qué me acurruca en este piso que siempre estará más frío que el aire de afuera, entonces qué hago yo con este silencio que me vibra en los oídos, entonces qué hago yo sin saber a qué/quién escribir.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">No existes y te escribo, fíjate lo importante que eres. Y más serías si existieras, si aparecieras, si me miraras de tal forma que pasase por aquí más a menudo. Me gusta tan poco lo que dije de otros otras veces... Lo veo tan equivocado, tan ciego, tan bebé, que no me reconozco. Lo veo tan poco yo que me da vergüenza. Yo quiero que seas muy tú, para que yo sea muy yo, y juntos seamos <i>muy</i>. Muy a secas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Y esto como que me da un poquito de no sé qué decírselo al mundo. Así que, por mucho que me guste, te lo digo a ti, que no existes, ni eres. Y lo borro. Total, nunca podrás decirme nada.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo sigo pensando que un día, llena de agujeros, pendientes y colores, cuando te vea, te reconoceré. Sigo pensando que habrá un algo por dentro, de eso de la biología que tanto cuestionamos ya, que me diga que igual tú aceptes cómo soy y cómo voy a acabar siendo. Que te guste el principio y el final de mi progreso, y que me acompañes en el mientras. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Yo soy difícil, eso ya lo digo, a ti que no lo sabes. Soy difícil, testaruda, inestable, acomplejada. Pero creo que soy un poco bonita, más discutible el envoltorio que el contenido. Creo que aporto. Creo que, cuando se me deja el espacio y se me entiende la rareza, soy interesante. Creo que soy un poquito otra cosa a lo que se suele ver. Eso juega a mi favor, a veces.</span><br />
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</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-16321438320589827272012-01-14T17:45:00.000-08:002012-01-14T17:45:20.130-08:00Debajito.<span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Los días naranjas son los que están debajo de las sábanas. Allí siempre hace calorcito agradable, que no asfixia, se juega con la complicidad de a dos, el mundo gira alrededor de un ombligo, que se ríe si lo tocas.</span><br />
<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Ahí debajito, nunca es de noche. Los ojos que se encuentran en los días naranjas no se despegan hasta que se desgastan de tanto quererse entre las pestañas. Las risas cómplices suenan mudas, y retumban por dentro. Los dedos juegan con sus pares, se buscan y provocan un amor que sale por los poros, y quedan atrapados entre la piel y las sábanas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Dentro, en los días naranjas, no se promete nada. No se habla de mañana, ni de un minuto después. Ahí debajo el momento se alarga hasta que los ojos se cierran, y el futuro no existe y el presente nunca es pasado. Los segundos se quedan suspendidos, colgados de hilos invisibles que no se cortan, los relojes se quedan afónicos. Sólo cabe hablarse en susurro y entrecortado, de otra forma no se entiende. Que no conjuguen los verbos, que se cambien las tildes y las comas, que se salten las palabras; sólo se sabe de<i> nosotros</i> y de cosas que hagan juego con el naranja de alrededor.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En esos días, los bordes de la cama son acantilados, <i>finis mundi, </i>testigos de una negrura densa y profunda en la que no cabe pensar que haya nada más. Los flecos de las sábanas revolotean alrededor de las pieles que se hablan suave, y no hay más vidas que las que se puedan gastar ahí debajo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">En lo naranja, no hay mayor distancia que la del roce de la nariz, ni números impares, ni derrotas, ni cobardes.</span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-10143080423838124112012-01-14T17:21:00.000-08:002012-01-14T17:23:01.783-08:00Seremos.<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Desconfío, con cara felina, y me revuelvo evitando el contacto que tanto deseo. Miro y remiro, y no encuentra mi sexto sentido ese asidero de desconfianza al que amarrarme. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y cuando no tengo motivos para recelar, recelo aún más, porque los creo más sabios y por delante de mí, y busco con más ahínco y furor el gesto que me haga saber que va a doler.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Empiezo bien, intenso, rimado, y acabo en un ciclón de palabras que no se conocen y que no congenian, que no dicen lo que quiero decir cuando pienso, que no salen de mí ni llegan a ningún lado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Por miedo a que me hieran, me hiero, y sufro las heridas de mí misma, mi enemiga constante, que tan poco se fía de mí y del resto. Y me revuelvo otra vez, ahora contra mí, y siempre salgo perdiendo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tú no. Miras de frente y conoces la profundidad de tu mirada. No expresas en tu cara más que lo que necesitas para mirar, y te sabes espejo de unos ojos que te miran porque se quieren ver. No convulsionas en juegos retorcidos; tienes brazos y mente abiertos, alma dispuesta, corazón en su sitio. Tú sabes el caos de fuera y lo calculas en orden por dentro, y te sitúas por encima y lo haces en silencio y vuelvo a mirarme en ti.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tú no sabes mi nombre, y yo imagino el tuyo en millones de formas que nunca serán, que quizá nunca llegue a saber. Te nombraré mil veces y nunca girarás, te pensaré todos los días hasta que mi memoria te desgaste, hasta que sólo existas por dentro. Te querré más de lo que nadie que te conozca te pueda querer, y será porque yo no sabré quién eres tú, te dibujaré a mi antojo y serás perfecto, lo que nunca eres. Aún así, si te conociera, me gustarías más.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Abarcas mundos con los brazos, largos y caídos, que no siguen el camino de tus ojos cuando me miran. Me limito a sentirme pequeña si paso por delante y a relamerme en la sensación de pensarnos. Y es sólo un sueño, pero es mío, y aunque sea así, formas parte de algo que me pertenece. Me perteneces un poco, aunque no lo sepamos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Tus ojos que escrutan sin juzgar hace que yo no desconfíe más. Que me lance de espaldas. Que sólo te vea a ti cuando te miro.</span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-91697916900974405402012-01-07T16:38:00.000-08:002012-01-07T16:39:59.901-08:00<div style="text-align: justify;">Aquí la niebla cala profundo, baja hasta la altura de los tobillos y dificulta que se pueda ver más lejos de dos pasos. Aquí la niebla no estorba, porque ya vengo preparada para las goteras internas y no necesito ver para saber lo que tengo delante.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Aquí escribo igual, de lo mismo, con el mismo ritmo, color y forma. Y hay veces, como esta, que escribo sobre lo que ya sé, después de hacer un intento suicida de tirarme a un vacío que en realidad no existe, escribiendo cosas nuevas que me da incluso vergüenza escribir, porque parece un atisbo de novedad barnizado por la torpeza y el miedo. Y son muy así, las cosas de mi vida. Hacer lo que ya sé hacer porque lo hago bien y sentirme buena en una rutina que no acaba de llenar mis días.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Allí a veces es de otra forma, porque yo también me vuelvo un poco de otra forma y giro en cada esquina sabiendo que la novedad se va a chocar conmigo, si no me choco yo con ella antes, y me vuelvo un poco más valiente (pero sólo un poco). No hay niebla, un sol de justicia ilumina cada imperfección y me hace sentirme un poco desnuda frente al mundo, tan al natural. Pero eso se ha convertido en una virtud y encuentro mi coquetería en ir cada vez menos peinada y preocupada de la presencia o ausencia granil en la cara, y me noto más relajada y con un cutis más limpio. El día que las paradojas dejen de guiar mi vida empezaré a preocuparme.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Se quedó afónica la tinta que escribía sobre cómo hacer mal lo que había que no hacer, ya no tengo recaídas tras las que llorar o noches intensas que me hagan volver a una cama en la que me espera de todo menos el sueño. Ahora duermo más y los motivos para poner pies en el suelo por las mañanas son otros; aunque sea distinto y yo no sea muy amiga de los cambios bruscos, admitiré a regañadientes que me viene bien y que, a la muy larga y en retrospectiva, sentiré que tuve un golpe de suerte. De momento sólo siento el golpe.</div><div style="text-align: justify;">Poco a poco, la vida pasa rápido y en estas edades más, pero los días siguen teniendo sus 24 horas y tampoco podemos pedir recortes de plantilla a los días de la semana. Saltar de dos en dos los escalones ya me han facilitado varios moratones que en días de lluvia siguen escociendo si los toco, habrá que saber andar más despacio y sin tacones.</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-31654638085530643602011-12-28T14:57:00.000-08:002011-12-28T14:58:37.754-08:00<div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Te podría hablar de claroscuros, de colores que se entremezclan cuando abro mis ventanas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Del ruido que hay afuera que me contamina los oídos, los pensamientos y las ganas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Te escribo y te cuento: aquí ya no hay mucho donde rascar. El cielo es más azul y los recuerdos más nítidos, y decrezco cada vez que piso estos suelos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Te diría, si supieras escucharme, que el vaivén de todo y nada en que me zambullo me supera un poco más cada vez, que aquí me conformo, me dejo, que agacho la cabeza y sigo el ritmo de las cosas, porque todas las armas para la batalla me las dejé olvidadas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Relajo la espalda cuando hay alguien detrás, sin importarme quién, y me dejo caer en un vacío del que no salgo si no me sacan. Vivo buscando brazos que busquen los míos porque, aún sintiéndome fuerte, me abandona el aire con cada esfuerzo. Existo de cristal, porque siento que me rompo aún cuando estoy hecha de roca, no me dejo tocar, ni el cuerpo ni el alma, porque tengo ambos en carne viva. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Me vuelvo dócil, me inclino, me someto, me hago cuidar. No hay autogestión, no hay andares rápidos, no hay mirada hacia delante. Todo eso aparece cuando me siento un poco más infeliz y decido sacarme el león de adentro para lanzar un par de rugidos. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Pero aquí, no. Aquí, otra.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Aquí me da miedo el aire que huelo desde la ventana, me mimetizo con el sofá y me vuelvo cien años mayor, aún viviendo tan aniñada. Me contradigo y me enfado, no me dejo querer ni quiero que me respondan, hablo yo, es mi dictadura, yo decido no decidir y cerrar todas mis puertas. No corre el aire por entre mis pensamientos y todo parece uno, todo parece lo mismo, todo se parece muy poco a mí. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Y, entre mi mar de desconocidos, olvidé saber buscarme y ya no me encuentro nunca, y vuelvo a cerrarme y vuelvo a no dejar entrar a nadie.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Y así, con mi claustrofobia en campo abierto, mi sordera y mis gritos a la nada, mi yo y mi contra-yo, digo que sigo viviendo hacia delante y me limpio la suciedad del camino y los destrozos a la dignidad. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Y sigo existiendo tan y tan poco yo, y siempre pensando que algún día abriré mis ventanas y me mezclaré con el aire.</span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-65217980386343515462011-12-02T10:18:00.000-08:002011-12-02T10:18:22.514-08:00Nos vemos.Querría visitarte, un día de estos. Cuanto antes, mejor. Tengo prejuicios contigo, pero en el buen (muy buen) sentido de la palabra. Me parece que eres rojo, amarillo y marrones. Un poco verde también. Me parece que hace siempre calor cuando se te visita. Me parece que eres gente de otra forma, de otro ritmo, casi de otro mundo.<br />
Me parece que me echaste demasiado pronto de ti.<br />
<br />
Han pasado casi 17 años desde que te abandoné (créeme, sin ganas de hacerlo, por lo que me cuentan). Y va a hacer once años que te visité por última vez. ¿Cómo será cuando te vuelva a ver? ¿Cómo me verás? ¿Cómo te veré? Quizá sea un poco tenso al principio, tendré que aclimatarme a ti y tú a mí, pero eso nos durará poco. Yo nací en ti y nos une nuestro vínculo especial, rojo, amarillo, marrón y un poco verde. Nos une el mismo cielo encima de nosotras. Perdón si te he tenido un poco olvidada, perdón si no hablé de ti lo suficiente, perdón si te sentí fuera cuando me acostumbré a no estar dentro.<br />
<br />
Ahora te recuerdo más, y echo de menos lo que no tuve nunca, o no recuerdo haber tenido. Ahora escribo sobre ti, e incluso quiero dedicarme a ti, porque esas raíces no se fueron nunca, sólo se quedaron más abajito para dejarme vivir el tiempo que fuese necesario lejos de ti, a lo mejor ahora que crezco ya no puedo obviarte más, y tienes que salir a la luz otra vez. Yo te escribo para que salgas.<br />
<br />
Cuando te visite, sé que perderé un poco el norte (por eso de estar tan al sur) y a lo mejor no se cumplen mis expectativas. Pero es normal, te tengo más que idealizada, casi pienso la ropa con la que te iré a ver el primer día, con qué zapatillas pisaré tus suelos, la cara que pondré cuando nos volvamos a encontrar.<br />
Pero eso también será sólo pasajero, ya te digo que nos vamos a llevar bien, porque no puede ser de otra forma. Siempre nos hemos pertenecido un poco la una a la otra, y siempre vamos a echarnos de menos cuando no estemos cerca.<br />
<br />
Tú no te muevas, espérame un tantito más, yo llego pronto. Y nos reencontramos, ¿te parece? Y ya nunca más volveremos a estar tanto tiempo separadas.<br />
Al fin y al cabo, somos un poquito la misma cosa.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZOo6xK3S503pdtwZxBPvrrvjYI68voY-VAZAN4i6zbF1P-BG4qIefBaaPWEIQzSbqsgKOv_kV9oA6k133PHo4Ep2vVHBfQceI53LaPJlULJo1726g-IhxLlwoYA92mMnNIGjGYIMA9j2z/s1600/bienvenido-salvador.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZOo6xK3S503pdtwZxBPvrrvjYI68voY-VAZAN4i6zbF1P-BG4qIefBaaPWEIQzSbqsgKOv_kV9oA6k133PHo4Ep2vVHBfQceI53LaPJlULJo1726g-IhxLlwoYA92mMnNIGjGYIMA9j2z/s320/bienvenido-salvador.jpg" width="320" /></a></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-13822053567016677242011-11-10T16:11:00.000-08:002011-11-10T16:11:44.919-08:00Subordinadas<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Si decidieras irte, estaría bien; ella ya tiene sus carboncillos para recrearte y hablarte siempre que quiera, y sabes que cuando decide meterse en su caparazón no hay botella que le saque de ahí.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sabes que no le gusta lo frío por las mañanas, que se enfunda mil calcetines y varias chaquetas, que sin su café no es persona, que no mira ni ve hasta que se pasa tres veces las manos mojadas por la cara. Sabes que no abre la boca hasta que se lave los dientes. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Sabes que esto no es autobiográfico, que de eso ya me cansé, que yo no desayuno por las mañanas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Tú sabes lo que pasaría si te fueras. Yo pasaría menos por allí: me siguen enamorando sus pinturas, tus libros, el olor a <i>vintage</i> incluso con las ventanas abiertas. Seguiría admirando las estanterías metálicas con sus paredes amarillas, las plantas que viven a pesar de nosotros, el caos donde encontramos todo, porque allí crece como un virus la inspiración.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Creo que sola no podría con sus aires de <i>destroyer </i>los viernes por la noche, no podría ver cómo abandona sus algodones y sedas y se pasa al cuero sin miramientos, se dispara de rojo los labios y decide salir a hacer un par de rotos. No aguantaría quedarme sola con una luz que ilumina pero no me hace ver, no podría encenderme sola el piti, no podría hablar con nadie de lo raro que es el calor que hace en la calle y el frío que tiene una por dentro. Las ventanas conmigo sola no se abren.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">A lo mejor el aire bohemio no se me quitaba, pero me siento menos interesante cuando cruzo las piernas dos veces sin que nadie me mire, cuando me esfuerzo por aguantar con el humo dentro para expulsarlo de a pocos, cuando enfoco los ojos y tú no estás.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Es posible que si te fueras a mí me dejase de gustar esto de la élite de los de abajo y quisiese encontrar un grupo que fuese menos atípico e hiciese más ruido, a lo mejor incluso querría volverme popular, tener un par de novios al año y quedar a ver películas con unas amigas que todavía no conozco. Podría empezar a comer bien, en vez de comerte a ti, podría hacer ejercicio y comprarme una mascota que me diese los mimos que nosotros ya no nos daríamos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Si te vas, es posible que volviese a llenar las maletas como hacía antes de conocerte, me podría volver a gustar el no pisar nunca el mismo suelo, abrir puertas distintas todos los días. El olor a cerrado y los muebles plastificados siempre me pusieron la piel de gallina. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Si no paso más por aquí, cuando tú no estés, diles a todos que me fui por tu culpa, que tú eres la causa de todos mis actos, que el <i>yo </i>que ven es consecuencia de ti.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Diles a todos que la culpa de todo la tienes tú.</span></div><div><br />
</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-69031791781070160792011-11-10T15:50:00.000-08:002011-11-10T15:50:26.959-08:00A lo mejor ya no pasas por aquí<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si estás de pie, siéntate. Si estás fumando, apaga el cigarrillo, o dale un respiro en un cenicero. Si estás con gente, vete; si estás cansado, toma café.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si tienes los dedos fríos, calienta, porque los necesitas rápidos, al ritmo de tus pensamientos. Los ojos también los vas a necesitar al 150%, porque tu tarde se va a pasar entre libros y pantallas, acumulando información que pronto pasará a ser tuya, a no haber sido nunca de otra forma, a ser parte de cómo eres.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Te vendría bien para ambientarte un bar no muy luminoso, con poco ruido, varios libros y música tirando a <i>Russian Red</i> de fondo, café en una taza y ya no humo porque no está permitido, pero el efecto óptico sería inmejorable. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Frunce el ceño, estás concentrado. La boca cerrada, los ojos entrecerrados, enfoca tu objetivo y no lo sueltes, dale mil vueltas, estruja tus ideas. Necesitas tu ingenio: no móviles, no redes sociales, no ganas de hablar.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Estás tú, están tus textos, está tu información: está tu vocación.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Escribe sobre lo que quieras, sobre lo que veas, sobre lo que sientas. Da igual qué te digan, da igual si son mejores, da igual si te sientes depresivo, si te sientes cursi, si te sientes solo. Sólo importa que aligeres los dedos, importa que tu mente vaya cada vez más lejos, importa que las ventanas se vayan abriendo porque el calor y el olor a cerrado asfixiaban a los que pasaban por aquí.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Da igual hacerlo mal, ahora va de buscar colores nuevos que ya irán combinando, a buscar palabras para que entre ellas también se busquen. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Empecemos a decir cosas antes de pensarlas, porque de corrido de repente las metáforas saben mejor y se ve la música por entre las líneas. A lo mejor no eres como el resto, a lo mejor lo distinto no gusta porque da miedo, a lo mejor te toca sentirte incomprendido, a lo mejor ser uno mismo te cuesta más que ser otra persona, a lo mejor para defenderte tienes que dar un tiempo la espalda al mundo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero hay que creer en el karma, hay que hacer que crea en nosotros, hay que pensar que, si eres bueno, te irá bien y, si eres malo, posiblemente te vaya mejor, pero de otras formas que a lo mejor son menos de verdad. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">A lo mejor cuando tú no mires tanto te miran más a ti, a lo mejor cuando dejes de querer ser querido te quieren, a lo mejor sólo tienes que relajarte para que las cosas salgan bien.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Y un buen ejercicio de relajación son los dedos encima del teclado y los complejos al otro lado de la puerta. Gustarás, serás criticado, envidiado, se burlarán, te amarán. Pero preocúpate por gustarte tú, amarte tú, y casi que envidiarte, criticarte y burlarte de ti mismo, también.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">No necesitas ser el mejor para hacerlo bien, pero sí hacerlo bien para ser el mejor, sólo hay que subir los escalones de uno en uno y sabiendo que el camino es largo. Date los ánimos que necesites pero no pares, no te autocompadezcas, no te sientas solo cuando tienes brazos que te sujetan al caer.</span></div><div><br />
</div><div><br />
</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-49913851150643910532011-11-04T15:12:00.000-07:002011-11-04T15:12:42.035-07:00Distinto. Y un poco raro también.<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Ahora que mis ventanas lloran el agua que empapa mi paraguas, me pregunto si es común volverse un poco azul en invierno. Yo me siento azul, a todas horas.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Un azul oscuro, un azul profundo, casi exótico. Todo lo que me rodea me parece de ese azul (hasta que vengan las estupendas Navidades y lo vuelvan todo rojo por la Coca Cola). No concibo el día en invierno, hecho que antes me deprimía y ahora no, ahora creo que me vuelve más azul todavía.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Y vean que yo siempre he sido de marrones, sobre todo uso marrón para el suelo que piso: marrón con cordones, marrón plano o con tacones. Marrón limpio o sucio (eso depende de si las manchas se quitan o no), marrón claro u oscuro, pero marrón. No visto con azules. Pero es que quien es azul soy yo, o yo por dentro, mejor dicho. Azul oscuro.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Creo que me vuelvo más ligera. Mi ropa se ensancha, levanto menos las piernas cuando ando porque no me hace falta, los brazos apenas se mueven, los hombros bajos pero rectos. Ojos buscando otro azul, otro que se sienta azul. </i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Pero no veo a nadie con cara de sentirse azul por la calle, porque todo el mundo aquí tiene prisa, porque los taconeos suenan fuertes y rápidos, porque nadie mira por mirar, fija el objetivo y no concibe que pase nada alrededor. Si bajamos escaleras y nos hundimos en el Metro no hay salida, no hay solución. No eres persona, ni azul ni de ningún color, sólo eres alguien sin prisa que corre para no alterar el ecosistema subterrenal. </i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Pero si eres una chica lista, como yo, encuentras sitios donde la gente tampoco levanta mucho las piernas, con brazos colgando sin necesidad de moverse y muchas ganas de mirar alrededor porque no hay objetivo. Explico: esas calles suelen ser de suelo empedrado, horroroso para los tacones despistados que se cuelan por allí, y, en esta época del año, suele ser resbaladizo por el agua. Encima del suelo las luces escasean: no hay mucha lámpara, ni neón, ni luces de coches porque ahí se entra con los pies, las ruedas quedan fuera. Para no quedarnos sumidos en un negro profundo, iluminan las piedras que pisamos luces protegidas por escaparates, que dejan ver toda suerte de mundos más o menos vintage, más o menos grandes, más o menos geniales, pero todos con personalidad, con puertas por bocas y gentes por voz, que sonríen en todos los sentidos cuando dicen "hola". </i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Son sitios para leer, para hablar, para reír, para beber. Son sitios donde la gente que tiene ganas de ser un poquito otra cosa que no está en el menú se reúne, a decirse cosas que los demás no saben, a recordar cómo era todo cuando era de otra forma, a traer esas costumbres que se perdieron y que no sabemos dónde buscarlas. Ahí se encuentra todo lo que se pueda buscar, y sin mirar demasiado. </i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>En esos sitios hay mucha gente azul, como yo. Pero hay otra que no lo es: hay tantos colores como piedras en sus suelos, hay tantas risas que ninguna se parece a las demás, hay tantas caras que sonríen y ojos que miran que parece que esa noche el mundo se ha concentrado allí.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><i>Pero no está todo el mundo, sólo está una pequeñísima parte de él. Pero es esa parte la que hace que me guste sentirme azul, que me gusten las noches, los libros y las ganas de mirar.</i></span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-28866702394224827262011-10-13T13:24:00.000-07:002011-10-13T13:25:30.175-07:00Aquí.<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Me tiene un poco martirizada, ese rollo de la retrospectiva. ¿Quién me va a decir a mí, dentro de unos años, cuánto he vivido, cómo, por qué, si lo he hecho bien o mal? Sé que yo no, sé que nunca podré echar la vista atrás y resumir en un folio por las dos caras cuánto, cómo de intenso, cómo de bien he vivido yo la vida, tengo muy mala memoria.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que alguien me diga que estoy viviendo bien, que estoy viviendo rápido, que lo de ahora es un retroceso pero sólo para tomar carrerilla, que me digan que mis huellas se ven borrosas porque corro, porque voy directa a vivir algo que todavía no conozco pero que ya quiero.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que me digan que tengo alas y que las voy a usar, que no se van a quedar en el fondo del armario, que no las va a engrisecer el polvo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">A lo mejor sólo se baja para coger más impulso en el salto, a lo mejor en el fondo del hoyo sólo hay linternas y cuerdas, a lo mejor toca estar abajo, muy oscuro, muy ciega, muy quieta, para subir, ver, correr. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que me digan que me van a dar impulso, que yo este mundo me lo como de un bocao cualquier día de estos, que sólo estoy esperando a que me entre el hambre.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Pero es que hace ya mucho que tengo hambre, hambre de muchas cosas. Me inunda un estómago vacío que no quiere más sofases, no quiere más pantallas en blanco que no sé llenar, que necesita vivir en la calle, en la gente, en todo lo que quiera hacer y que me pueda llenar un poco la vida que no sé si estoy dejando pasar.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que le puedan las ganas a la vergüenza, a la inseguridad. Que este hambre de mundo que tengo se coma hasta la última gota del miedo y vaya a por más. Que a lo mejor sí pueda acordarme en un futuro lejano porque hay historias que son para no olvidar. Y yo quiero muchas de esas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que se me cansen las rodillas de andar, los ojos de ver, la boca de besar. Que me quede sin fuerzas, exhausta, que le venda mi alma cada día a un diablo, que me arrepienta todas las mañanas, que en mi caos yo me encuentre y me reconozca. Yo quiero que la vida se me canse por vivirla, no quiero que me duela. Abrir las ventanas, porque todo huele a cerrado, entrar mundos nuevos porque los de antes ya los desgasté, porque lamí hasta la última gota de cada sensación que ya ni existía. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que las carreteras se me queden cortas, que el Sol lo coja con ponerme de puntillas, que decida ver todo lo que me cuentan con mis propios ojos, pero no cansarme nunca de escuchar historias. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Que me faltan muchos cafés con, que me falta esa risa que no deja respirar, el humo que no huele a tabaco, me falta una piel que se sepa mi piel, me falta un "vámonos" a secas, y que dé igual a dónde.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><b>Hoy la noche tú la terminas aquí.</b></span></i></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-17073531645370789422011-10-07T12:53:00.000-07:002011-10-07T12:53:54.693-07:00<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cambiaba de una mano a otra sus pesados cuadernos al andar, le habían robado demasiadas veces como para seguir llevando carteras grandes, lo importante en costuras internas del pantalón, y sus libros de la mano. <i>Esos folios tienen que pesarte la vida</i>, le decía Maite siempre que le veía salir de casa con ellos. Pero esos folios pesaban varias vidas, todas las vidas que llevaban dentro. Esos libros pesaban todas las historias que contaban, pesaban cada lágrima que derramaban los personajes, pesaban cada beso, pesaban cada paisaje. Y por eso tenía que cambiárselos de mano, para que no se le cayeran sus historias, para que no se le desordenasen las miradas ni los acontecimientos. Todo tenía que estar como siempre, a ella le gustaba así.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Cuando llegaba a la nave el recorrido era siempre el mismo, pero siendo ya veterano por los caminos que pisaba y conociendo las esquinas más o menos roídas del edificio, se sentía nuevo todos los días. Miraba al techo, arqueando las cejas y abriendo un poco la boca, observando cada gotera, cada ventana, cada pintada. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Las personas que lo ocupaban también solían ser las mismas, pero no las conocía, no hablaba con ellas, él nunca tuvo intención de cruzar ninguna palabra con nadie, hasta que ella le tiró un día de la camisa y le hizo saber con miradas que nunca tendrían una larga conversación.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El primer día ya llevaba sus historias, pero no se las cambiaba de mano, no le importaba que se desordenasen las hojas. Él había decidido llevar sus historias a morir allí o, por lo menos, a emanciparlas muy tempranas, muy verdes, muy bebitas para arreglárselas solas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Él ya no quería a sus historias, aunque ellas lo quisieran a él. Él no quería leerlas, ni contárselas a nadie, no quería que se publicasen, no quería que saliesen afuera porque se había cansado; le había cansado el esfuerzo de pensarlas, de crearlas, de mimarlas. Y ya tan agotado como estaba no podía darles más. Eran sus historias, pero él ya no las quería.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Maite le habló de esa nave, le dijo que allí morían muchas historias, muchas canciones, muchos colores. Lo que nadie quería, los habitantes de esa nave lo adoptaban, le ponían nuevo nombre, nuevo oficio, y todos, habitantes, colores, historias, nave y demás, se las apañaban para vivir juntos y sentirse más o menos útiles, porque el resto del mundo no quería saber de ellos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero sus historias no murieron allí, ni él pudo dejar de llevarlas todos los días, pesadas, en sus manos. Ella le había tirado de la camisa, y sus ojos le habían preguntado qué llevaba allí, qué pensaba abandonar. Él le entregó los folios, mezcla de miedo y distancia, sin comprometerse a publicitar esas hojas que ya le pesaban demasiado. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero ella, todo ojos y preguntas que no salían, quería oír sus historias, no leerlas, y quería que las leyera él. Ella le llegaba por la cintura, tenía unos huesecitos pequeños, y la piel, más que cubrirlos, le caía por encima. Y lo demás era todo ojos. Boquita, naricita, deditos, y dos ojos negros que pasaban de los de él a sus folios, sus deditos en su tela, tirando hacia un sofá desvencijado en una esquina de la nave. </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Así que él leyó una historia, y los ojos de ella pidieron más. Leyó él y escuchó ella dos, tres, cuatro, todas las historias que él había hecho. Cuando ya no pudo leer más, ella le pidió que se los volviera a contar todos, cogiéndole los folios y reordenándoselos. Y lo demás eran ojos, y un nudo en la garganta de él que se iba deshaciendo de a poquitos cada vez que le repetía sus cuentos. Ella no se movía, los pies juntos, los deditos entrelazados, la espalda recta, las rodillas amoratadas que no tapaba su vestido, los ojos en él.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Perdió la cuenta de las veces que le releyó sus historias, pero de repente era de noche y ya le pesaban los folios y los ojos, entregó las hojas a la pequeña y se levantó. <i>¿Mañana?</i> Nunca oiría más palabras que esa de ella, una vocecita tan frágil como sus tobillos, enfundados en zapatos varias tallas por encima de la suya.</span></div><div style="text-align: justify;"><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Mañana vengo, y te las releo hasta que me quede mudo, o a ti se te caigan los ojos.</span></i></div><div style="text-align: justify;"><i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></i></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><i><br />
</i></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-41037772833023700242011-09-23T15:58:00.000-07:002011-09-23T15:58:00.520-07:00Rocío.Al final del día las esperanzas siguen puestas en una maleta que todavía no he deshecho por no volver a hacer, total, lo que siempre pesan son mis "os voy a echar de menos" y unas cuantas tareas pendientes, de esas que nunca tacho de mi lista en la cartera.<br />
<br />
Como siempre, con la noche llega Coldplay a recordarme momentos que ayer por la mañana dije que iban al reciclaje, con el resto de papeles, porque siempre los escribo y los miro una y otra vez, preguntándoles qué quieren decir, de dónde salen y, sobre todo, dónde van a parar. Y es que más que a dónde voy a parar, debería preguntarme por dónde quiero empezar.<br />
<br />
Vamos a jugar a pensar que las maletas que tengo que hacer para dentro de tres patadas van mejor cargadas de todos los colores que quiero poner en mi cuarto, mi zulo, mi escondite. Con su cama que se mueve y su odiosa cenefa, pero <i>mi </i>cama, <i>mi</i> cenefa. Y a lo mejor es en esa pequeña ventanita al mundo de <i>vamos a ser mayores</i> donde decido lo que me parece bien y lo que me parece mal, donde me invito a empezar a desayunar y a empezar a volver a sonreír tanto como antes, tanto como siempre.<br />
<br />
A lo mejor lo bueno era cuando conocía mis defectos y los intentaba cambiar, y no ahora, cuando los he cambiado y decido que me gustaba más el yo de antes, el que decidía hacerlo todo al revés para luego darle la vuelta. A lo mejor con tantas ganas de mejorar he cambiado, y vive Dios que eso sí que no lo quería.<br />
Porque con complejos, con mierdas varias y con pocas ganas de vivir los domingos por la tarde, creo que yo me gustaba bastante.<br />
<br />
Quizá incluso vuelvo a escribir de seguido, a hablar más alto de lo normal y a tener muchas ganas de muchas cosas, que lo jodido del verano es cuando se acaba, menos esta vez, que lo jodido ha sido el verano y lo bueno es lo que empieza ahora. Bendita rutina que vienes a rescatarme y a darme motivos para refunfuñar.<br />
<br />
Qué bien y qué divertido se vive todo con menos comas, con más carrera, con tener prisa por nada y por sentir una agenda llena que quizá más que llena esté caótica, pero es que eso también es mi madurez, que a veces juega a ser niña y me vuelve un poco loca.<br />
Pero es que, carajo, me gustaba eso. Yo era un desastre y me lo pasaba estupendamente, ¿quién me ha robado, aparte de mi odiado mes de abril, la prisa, las ansias, la vocecita aguda cuando estoy tontorrona y los mimos? A lo mejor pensaba, cuando me volvía seria, que eso era madurar. Pero madurar es más bien darme cuenta de lo que <i>no</i> es madurar... Quizá lo descubra con el tiempo, y madure y desmadure un par de veces a la semana antes de ponerme tacones los días de diario.<br />
<br />
Quizá madurar sea reafirmarme en que soy niña para algunas cosas, en que los defectos que me ven los demás a lo mejor a mí me encantan y que no los quiero cambiar. Y si tengo que pensar un millón de veces algo, pues lo pienso, y quien tenga prisa, ahí tiene un sudoku para matar el tiempo.<br />
<br />
Al final lo que pesa no es la maleta, sino la percha que lleva una encima. Al final lo que se echa de menos es lo que una era con ciertas personas. Al final lo que se recuerda era cómo olía cada uno, cómo hablaba con cada una, porque tengo esa manía a pegarme los acentos de la gente con la que hablo. Al final lo que yo quiero recuperar es ese poco sentido de la vida que tenía. Creo que antes la vida la vivía, hasta que empecé a verla viviéndose a sí misma y dejándome un poco al margen a mí.<br />
<br />
Igual lo que toca es arrepentirme de mis arrepentimientos y volver a los defectos. A lo mejor lo que toca es volver a la imperfección.Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-58101397516069941682011-09-23T13:12:00.000-07:002011-09-23T13:13:09.725-07:00<div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Quizá era que los <i>cappus </i>sabían mejor cuando se le quedaba la nata en el labio, y yo le lamía la nata, el labio y el alma. A lo mejor los sueños más dulces eran los que vivía él a un milímetro de mi oreja, con sus manos en cualquier parte de mí, y mis ojos en cualquier parte de él. <o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Puede ser que los amaneceres jodiesen menos si el insomnio lo provocaban sus ganas-de, quizá encontré romanticismo en los atardeceres porque él me abrazaba por detrás cuando el sol se ponía.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Nunca me gustó el negro, hasta el día en que él apagó todas las luces y se dedicó a encenderme a mí. Antes de él el calor me agobiaba, ahora no sé vivir con frío.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Y yo sé que hay más cabezas locas que mueren por posarse sobre sus hombros, llorarle por el cuello y gemirle cuánto tiemblan sus huesecitos si él se acerca, pero también sé que sus oídos son míos y que escucha lo que yo le digo, más o menos bajo, más y siempre más deprisa, porque vivo con el miedo a que un día tanta felicidad se me agote y se me queden dentro las palabras que nunca le dije, que siempre le repito.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">A mí me aburrían los besos largos hasta que se me pasaron las horas en un gemido después de dedicarme a él, los silencios los aprovechábamos en miradas, y los ciegos de alcohol se pasaban cuando él quería, cuando nos dedicábamos a tomar el aire, la risa, el tiempo, el <i>huy qué bueno cuando es cosa de dos.</i><o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Que yo siempre fui de números impares, hasta que el plural y el <i>nos</i> le ganó el pulso al yo-me-mí-conmigo y no tuve más remedio que rendirme, que decirle que sí, que yo le decía que sí a todo y que él ni me preguntara, que me gustaba más cuando todo sonaba a exclamación. Los interrogantes se me acumularon en el pasado y todavía se me escapa alguno, por la costumbre.<o:p></o:p></span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Que a mí me gustaba ir de niña mona hasta que me quiso deshacer el moño en el pelo y me besó cada tirón, devoró con la mirada a mi yo despeinado y rompió mi goma en mil pedazos. Desde entonces voy despeinada a todas partes.</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div></div><div class="MsoNormal"><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-46457343001253041742011-09-15T11:25:00.000-07:002011-09-15T11:25:08.099-07:00Pongamos que hablo dé.Si hace sol, puedo tumbarme en su hierba, que me moja, me pica, me hace cosquillas. Que me inunda de verde. Si hace sol, puedo irme a su mercado, con el bolso bien agarrado, a hablar con gentes de colores que me venden partes de sí mismos, cosas que han hecho, comprado o incluso robado. Puedo formar parte de una muchedumbre colorida que busca todo sin necesitar nada, algo que llene su día un poco más, algo que le pida ser suyo.<br />
Cuando hace calor, puedo ir a reencontrarme con sus calles, de las que no me canso, que no se cansan de mí. Puedo recorrerlas, anchas, espaciosas pero con falta de espacio para quienes la transitan; puedo alzar los ojos y no ver el límite de sus edificios, puedo ver lo moderno y lo nuevo entremezclarse como si siempre hubieran existido así, necesitándose, coexistiendo.<br />
También puedo ver sus calles pobres, más pequeñas, más solas, más bajas y más vivas. Más propias, más personales, más calles. Puedo andarlas a todas, verlas a todas, mirarlas a todas. Se me pueden desgastar los ojos en ellas porque no me cansarán nunca, porque siempre tendré ganas, porque aún apenas conociéndonos, ya son mías.<br />
<br />
Cuando hace frío, puedo pasear mi bufanda por suelos resbaladizos, peleados con el agua y la poca nieve, puedo enfrentarme al aire frío entre bolsas de nuevas compras en las zonas centro, puedo mirar un cielo lleno de luces de colores que sólo aquí es tan fantástico y urbano a la vez.<br />
Si hace frío, puedo ver a otras gentes al otro lado del cristal que andan, corren, se dan prisa o pasean, de uno en uno, en parejas, grupos. Los puedo ver a todos, formando parte de un ciclo que nunca descansa, de unos caminos que nunca se abandonan, de unos suelos que son siempre pisados.<br />
<br />
Si llueve, puedo mojar mis botas por sus calles peatonales evitando o buscando charcos, puedo correr ante la inclemencia de sus edificios, que no me protegen del agua, que no me esconden una luna que ilumina a toda mi ciudad, inabarcable. Puedo sentir a mi ciudad empapada seguir latiendo igual, nunca para, siempre deprisa, nunca sola.<br />
<br />
Nunca conoceré todos sus rincones, siempre será nueva, siempre será distinta. <i>Mi ciudad </i>me enseñará cada día una cara, me pondrá un paisaje según lo que yo quiera ver. Será melancólica, caótica, inabarcable, lejana, preciosa, mía. Suya.Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-49039987269853184612011-09-14T11:42:00.000-07:002011-09-14T11:46:57.364-07:00Septiembre.<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Este no era como sus septiembres. Sus septiembres eran fríos, grises, amenazaban con tormenta cada vez que pensaba salir de casa. Sus septiembres le llevaban una manta porque la iba a necesitar. En sus septiembres, ella subía la manta hasta la nariz y tenía ganas de chocolate caliente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Este septiembre no. Ahora hacía calor, ahora las mantas le sobraban por todas partes y los chocolates calientes empalagaban e iban seguidos de largos tragos de agua helada.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero por lo demás todo seguía igual; igual de desastre, igual de mal alimentada, igual de despeinada y mal vestida en casa. Las persianas bajadas, no quería ver ese sol que le engañaba, que no debía estar ahí, que no anunciaba un otoño que sin embargo sí llegaba. Su salón seguía siendo igual de pequeño para muchos y gigante para ella, sus folios, acompañando a sus púas verdes, sus mantas que no usaba, sus motas de polvo, sus cascos, sus canciones tiradas. Todo por el suelo. Todo estaba allí, a su alcance. Su guitarra en una esquina, sus maletas, hechas y deshechas, su vida en un eterno viaje donde nunca llegaba a casa; siempre perdía las llaves.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sus intenciones de cambiar, de mejorar. De comer fruta y recoger del suelo sus trozos de vida. De despedirse de su amado desorden, compañero fiel. De recoger sus fotos, de colocarlas, de mirarlas y reconocer a la gente que, sin darse cuenta, había decidido inmortalizarse allí, para ella, para ser pensados y queridos, para no irse nunca.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sus ganas de estar sola, de no tener nada que hacer, sólo escuchar música muy alto, tan alto que ya no pudiese oírse a sí misma (ni a nadie) nunca más. Una música que llenase sus oídos, su mente, su corazón, su cuerpo. Una música que completase cada uno de sus vacíos, una música que le prometiese que nunca se iba a ir.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sus tazas de café le recordaban corazones pasados. Rojas, negras, con dibujos, con letras, con poemas, con flores. Tazas que le recordaban que hubo gente, alguna vez, que las usó para tomar café por la mañana, <i>a la mañana siguiente.</i> Mañanas que habían sido el "after" de un previo, de una noche previa, donde había escuchado lo que no quería oír de ellos, donde había dicho lo que no sentía, donde había hecho lo que no quería.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Una vez cada dos meses, ella rompía todas sus tazas. Así pensaba que se rompían sus recuerdos, pero sólo se esparcían. Más pequeños, como cada trozo de cada taza, pero más, más numerosos, más difíciles de recoger. Odiaba sus tazas. Ella bebía café en vaso.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">A veces también rompía vasos, pero eso no estaba programado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Otras veces, escribía canciones. canciones que no eran buenas, canciones que nadie quería, canciones que eran borratajos de letras imposibles, que no tenían ritmo, que no tenían ganas de ser canciones.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Sus púas cogían polvo, igual que su guitarra, y sus dedos se encallaban el día que decidía volver a hacerle mimos, los mimos que mucho tiempo antes le dedicaba todos los días.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Pero ya no, porque su septiembre ya no era como sus otros septiembres y porque hacía tanto calor que ya no quería mantas, ni chocolate caliente, ni tazas rotas, ni ganas de romperlas.</span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-8249848659123929682011-07-29T09:22:00.000-07:002011-07-29T09:42:28.125-07:00<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Por lo general, las faldas de tubo, las chaquetas ajustadas y los tacones imposibles llenaban su armario, favoreciéndole las líneas y quitándole un poquito la respiración. Hacía tiempo que sabía andar con sus agujas, y su taconeo era firme y decidido en cada paso, cuando recorría las calles con la cabeza alta, la espalda erguida y la mirada desafiante y penetrante que no se apartaba de algún que otro intento de Don Juan que la comía con los ojos.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Los días de invierno añadía a su rutinario atuendo un abrigo elegante, gordo, oscuro, que (pensó cuando lo compró, acertadamente) le combinaría con todo las veces que la nieve, lluvia o fría niebla decidiese apostarse fuera de su ventana.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Perfectamente maquillada y vestida, y siendo conocedora, sin arrogancia, de su deseable envoltorio, salía todas las mañanas dispuesta a otro día rutinario, con sus tacones y sus bolsos de mano, seria, fría, mujer.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando empezaba a oscurecer, salía de su también elegante y frío habitáculo donde había pasado horas tecleando, caminaba por el novísimo pasillo de su oficina y pedía, sin mirarlo siquiera, un ascensor a un botones que todas las tardes esperaba su llegada. En el taxi volviendo a casa nunca dejaba propina y, aunque educada, cortaba seca a los taxistas que llevaban muchas horas de conducción a sus espaldas y, como consuelo, buscaban algunas palabras ajenas.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">La llegada a casa era tan rutinaria como el resto del día: tacones fuera, bolso en el perchero y abrigo perfectamente tieso, colgado también del mismo. Cena fría con frutos secos, contados (la cintura no se mantiene a base de Nocilla y chorizo de cantimpalo) y dos vasos de agua. Vistazo rápido y desinteresado a la televisión, pijama y a dormir.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Se podían contar las palabras salidas de sus labios al día con la mano, nunca una de más, a veces demasiado parca, dando de qué hablar a sus compañeras de trabajo, más parlanchinas y menos elegantes, que la miraban desde la curiosidad, la envidia y la lástima.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Años y años de misma rutina: maquillaje, embutirse en esos trajes, taconeo firme, tecleado rápido, vuelta a casa, hambre no saciada con aquella cena y cama.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Posiblemente esos años hubiesen seguido hasta que el maquillaje ya no pudiese tapar sus arrugas y los trajes imposibles hubieran sido imposibles de verdad, sino hubiera sido por una mancha en la pared del salón que cierto día alteró su vida. Alarmada ante una muestra tan burda de la imperfección, tuvo que llamar a su casero, que a su vez llamó a un pintor, que apareció allí media hora más tarde de la citada, a los dos días.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Desconfiada del ajeno personaje, ella decidió quedarse en casa aquél día haciendo algo que jamás antes se le hubiera ocurrido, salvo en algún caso de emergencia (como aquél era): llamar al trabajo: "hoy debo tomarme el día libre, asuntos personales". Era cierto que le debían muchos (muchísimos) meses de vacaciones porque nunca los había pedido, pero lo cierto era que ella jamás había tenido necesidad de hacerlo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando se personó allí el pintor, tarde, como ya se ha dicho, le abrió la puerta una elegante mujer elegantemente vestida y con una elegante mirada de infinito enfado que no se esfumó ni siquiera cuando él le pidió disculpas con la más encantadora de sus sonrisas y le dio explicaciones por su tardanza.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">- El tráfico, señora, ya sabe usted.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando llegó al salón y se le indicó todavía con enfado la ubicación de la mancha que debía ser eliminada de inmediato, para que ella pudiera volver a su rutina, el pintor se dispuso con todo, preparado para borrar esa imperfección que le quitaba el sueño a su dueña.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Ya pintando y sin esperanza de que la propietaria tuviera un detalle como servirle una cerveza, entretenerle con palabras, sonreírle o simplemente mirarle, el resignado pintor no reparó en la presencia continua y (si se hubiera dado cuenta antes) algo agobiante de la misma propietaria, que lo miraba desde abajo (él era alto, pero no medía los tres metros que tenía la pared de alto y la mancha estaba cerca del techo, por lo que debió usar una escalera que él se había facilitado). Al creerse solo, el pintor repartía alegremente y con algo de descuido la pintura que taparía la grieta, sin tener en cuenta las salpicaduras que podían mantener (dios no lo quisiese) la imperfección de la casa. Mientras repartía color a diestro y siniestro, el pintor canturreaba canciones con voz desafinada y con intención, alegre, como si estuviese pintando la obra de su vida. Mientras lo miraba, la seriedad de ella fue transformándose, primero en desconcierto, después, curiosidad, y acabó lamiéndole los ojos una sensación de alegría contagiosa que hacía que esbozara medias sonrisas cuando el pintor, en medio estribillo de su canción imaginaria, se movía torpemente, lo que las alturas desde la escalera le permitían.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">De repente, como si se tratase de una sensación que hubiese estado siempre pero oculta, los tacones empezaron a hacer demasiado daño, la chaqueta se redujo un par de tallas y el moño que llevaba en el pelo se volvió demasiado tirante. Descolocada ante esta situación, ella murmuró unas torpes palabras, más para sí que para otro, que decían algo de retirarse un momento, ponerse algo más cómodo y volver enseguida.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando atacó su armario en busca de una camisa más ancha, un jersey o incluso, un chándal, no encontró nada apropiado en su primer vistazo. Tuvo que mantener una ardua conversación con su ropero que se alargó unos cuantos minutos, pero, tras unos cuantos insultos, un par de collejas y un gran enfado por su parte, la dueña y señora de la mancha consiguió dar con una camiseta de tirantes blanca, muy ancha y con los agujeros de las mangas largos, que dejaban entrever un poco su sujetador de diseño y le llegaba por encima de las rodillas. Unos calcetines gruesos fueron el complemento perfecto de dicho atuendo, y el moño, en crisis por las nuevas sensaciones que atacaban a su señora, dejó paso a un pelo suelto algo alborotado.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Toda ella respiraba, tanto en el sentido literal (casi ni los pijamas le dejaban el tórax totalmente relajado) como en sentido espiritual: sus ojos ya no eran devastadores, el nudo de sus labios se había destensado, exhibiendo una boca grande, bonita, marcada con una levísima sonrisa. Las cejas relajadas, los brazos sueltos, los hombros algo más caídos; así volvió a la habitación donde se encontraba el pintor. La gota que colmó el vaso se dio cuando, volviendo a su posición de observadora, una gota de pintura atacó una comisura de su labio. Una risa que había residido como un virus en su estómago subió por su garganta y arremetió contra sus cuerdas vocales hasta conseguir salir afuera, deleitando a cualquier posible oyente con unos gorgoritos que pretendían ser risa, algo desafinados por la falta de práctica, pero puros y llenos de vida, que hicieron que el pintor, alarmado, se girase bruscamente, cayendo sin remedio desde su alta escalera.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Una vez allí, una risa más experimentada y ruda, la de él, se unió a los nuevos sonidos de ella y terminaron con ambos por los suelos, muertos de risa, llenándose del color yema de huevo que ella había exigido para su salón.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cada nueva mancha en sus pieles era un nuevo motivo de risa, de complicidad, de juego y de una libertad que a él le sorprendía y a ella le desataba, una libertad que llenaba de color todos sus trajes perfectos y grises, incluso su gran abrigo, una libertad que ondulaba su pelo y revoloteaba por su camisa.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando se repusieron de tanto color, ella le pidió más.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">- Tráeme todos los cubos de pintura que tengas, vamos a pintar la casa: las paredes, los muebles, la ropa, los sentimientos, vamos a pintar todo.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo pintaron todo, como ella había pedido. Las paredes jamás fueron yema de huevo, fueron verdes, azules, rojas, contrastando con los muebles, que también se empaparon de esos nuevos colores que su dueña veía por vez primera. La ropa gris fue tirada por la ventana, el abrigo sirvió para hacer un estupendo mantel multicolor sobre el que cenaron los dos infinitas veces.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;"><br />
</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Helvetica Neue', Arial, Helvetica, sans-serif;">Los colores lo inundaron todo, incluso a ellos, que no pararon de pintarse nunca, bebiéndose la esencia con naranjas, amarillos y violetas, que se quisieron con rojos intensos, durmieron en lechos de azul oscuro, jugueteaban en verde y fueron libres y felices, con todos los colores que él iba sacando de sus cubos.</span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-33276831122261290872011-07-20T16:08:00.000-07:002011-07-29T09:42:54.719-07:00<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Dejó de andar cuando ya no pudo oír más el ruido de los coches; esa fue la señal que le advertía de que la civilización quedaba atrás, y ella podía por fin fusionarse con no se sabe muy bien qué karma que andaba buscando.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Apartó los pies de la calzada y se adentró en un bosque de trigo que le llegaba hasta la cintura y empezó a andar, como quien se sabe seguro del camino, con las palmas de las manos rozando el trigo y los ojos puestos en el amarillo que se le extendía por delante.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sabiéndose sola, empezó a quitarse ropa que sentía que le sobraba, aún estando en octubre, para quedarse en tirantes y pantaloncitos cortos, que dejaban las piernas al aire para que las hojas le hicieran cosquillas. Anduvo descalza mucho tiempo, sin sentir dolor si pisaba piedras y sin cambiar de su cara su gesto: se sentía sumida en una paz tan total que casi parecía entrada en trance.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Normalmente era esclava del ruido del tráfico desde primera hora de la mañana, de las modas que le forzaban a lucir una delgadez casi obscena y de la prisa que tienen todos, aunque no vayan a ninguna parte.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Sin embargo hoy era toda suya, hoy quería saber cómo sonaba el silencio, quería convertir la sinestesia en realidad y ver los olores, sentir los colores y oler todo aquello que la rodeaba, que parecía puesto allí especialmente para ella; para que lo tocase, para que cada parte de aquél mundo le rozase y formase parte de ella.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Con las yemas de los dedos acariciaba los extremos de las plantas de trigo, despacio, con movimientos delicados y lentos, como si pudiera romperse en mil pedazos en aquél silencio sólo roto por el susurro del trigo y las hojas de algún árbol que asomaba al fondo.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br />
</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Como si supiera el punto exacto, decidió pararse de pronto para tumbarse y sumergirse en un mar amarillo que brillaba aún más desde abajo, tumbada boca arriba, dejando pasar pequeños rayos del sol otoñal.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Allí tumbada pudo empezar a oír sus pensamientos, que llevaban demasiado tiempo acallados por el ruido de otras voces, otros quehaceres, otros ruidos que buscaban ser su eterna distracción. Pero allí, tan sola, tan quieta, tan pura, pudo oírse por fin de nuevo, y descubrió que se echaba de menos.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Pasó mucho tiempo oyéndose, oyendo sus pensamientos, que no eran más que meras frases inconexas que no le llevaban a ninguna conclusión final sobre nada, pero que eran suyos, que se reconocía en ellos; pensamientos antiguos y nuevos, oscuros y más claros, de mil colores y texturas, tan diferentes pero tan suyos. Los quería a todos por igual, y les pedía perdón por no haberles hecho caso antes, y los escuchaba con atención, como quien escucha las palabras de un sabio.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Le encantó conocerse y saber de sus diversas opiniones, tan distintas a las del resto de la gente, sólo por el hecho de ser suyas.</span></i><br />
<i><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">Tumbada en el trigo, boca arriba, sin moverse, se dedicó durante horas a reencontrarse consigo y a aprender a escuchar. Mimó a cada pensamiento, lo valoró y acunó hasta tenerlo bien aprendido, bien adentro, pasando después al siguiente. No se levantó hasta que no hubo hecho caso a todos ellos y, cuando lo hizo y desanduvo lo andado, fue dejando por los trigales todos los pensamientos que había ido guardando en los bolsillos y bolsos, chaquetas y mochilas. Ya no le hacían falta, ya los tenía dentro, y era posible que, en algún momento, alguien volviese a pasar por allí, alguna persona sin pensamientos que los pudiese encontrar y acoger, o más bien que fuese acogido por ellos.</span></i>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-65727569384930864632011-06-12T14:53:00.000-07:002011-06-16T15:18:14.133-07:00Mi vicio.<div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Me gustaría explicarte la forma en que cogía su pluma los días lluviosos, que escuchases el casi sensual sonido de sus palabras rasgándose en el papel, decididas a permanecer allí para siempre. Tendrías que ver, como veo yo cuando recuerdo, su cara casi aplastada sobre el papel, con una línea por ceño cruzando su cara, tan concentrado que su boca se convertía en un pequeño nudo, que tan sólo se destensaba cuando terminaba de sangrar folios.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Sus días de inspiración eran mis días de embelesamiento, donde mirarle y adorarle en la distancia era mi única forma de existir, donde sólo podía esperar, pequeña e insignificante, a que terminara de volcarse a sí mismo en interminables hojas recicladas, para poder convertirme entonces en su objeto de atención; me alargaba los folios como quien entrega su vida a otras manos, y entonces era él quien me observaba ansioso, mirando mis pupilas moverse para seguir sus letras, esperando a que terminara de ver su desnudez en sus palabras y le diera el veredicto.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Y yo, como siempre, buscando una cara que reflejase un mínimo de altivez, de superioridad y madurez, acababa con los ojos abiertos de par en par y con la necesidad de cerrar la boca cuando leía el último punto. Era entonces cuando me enamoraba un poco más, cuando dejaba de buscar fachadas que me dieran autoridad y no podía hacer más que adorarle en silencio, de forma tímida, y esbozar unas pequeñas frases que quisieran, sin conseguirlo, explicarle cómo me transportaba cuando le leía.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>En esos momentos él se limitaba a sonreír y a coger sus papeles - mi vicio - de mis manos para centrarse en mí, ya sólo por mí, sin plumas ni relatos de por medio. Era en esos momentos cuando mi amor se convertía en su amor y me quería por quererle, y la magia de su tinta se convertía en la magia de sus manos y volvíamos a encontrar razones para no despegarnos.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Me gustaría que vieras lo bien que se le daba crearse un aura casi física, lo afortunada que me sentía cuando me dejaba entrar con sus ojos, cuando sentía que podía ser parte de él porque él quería.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Lo especial que me hacía sentir aquello... aquello que pasaba tarde tras tarde y que nunca era igual. La seguridad de estar en sus brazos todas las noches y que eso no me impidiera sentirme nerviosa al día siguiente.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Sabía hacerse distinto en su rutina y sus costumbres eran nuevas cada día.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Y yo le quería de mil formas diferentes, pero siempre tanto, tan intenso. Cada día le quería distinto, dependiendo de sus manos, sus días, sus ganas. Porque siempre teníamos ganas, pero siempre había más cuando sus palabras inmortalizadas con su tinta me buscaban a mí.</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i><br />
</i></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><i>Su escribir era mi amar, y nunca hicieron falta más de dos velas, una mesa con su silla y un sofá para los dos.</i></span></div>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-79201267208189035942011-06-08T14:53:00.000-07:002011-06-16T15:18:54.301-07:00Forever Young.<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Qué va a ser de nosotros cuando se nos marchite la juventud. Qué pasará cuando las lágrimas de amores y desamores se conviertan en grietas en la cara, cuando los ojos vivos, miradores de otros ojos y anhelantes de cualquier tipo de belleza decaigan; cuando las risas, los gritos, las carreras y los latidos sean sustituidos por la decrepitud del que se sabe viejo.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>En qué se basarán los latidos frenéticos, a quién irán los pensamientos en las horas vacías en una vida que ya se agota, donde cada minuto es el último, donde la rapidez es un lujo totalmente fuera del alcance.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>No nos da miedo morir, nos da miedo vernos morir.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Me da miedo la cama que recoge unos huesos vivos pero inmóviles, la niñez del anciano, la rabia del que se sabe inútil por haber vivido demasiado.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Me asusta la enfermedad que antes era pasajera y ahora me gana el pulso, la fragilidad sobre la que descansa el peso de las horas vividas.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Y da miedo la incertidumbre de los sentimientos. El perder la intensidad de todo, el amar, odiar y sentir descafeinado, el sabor insípido de comidas, besos y momentos, ver monocromático, reír las desgracias.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>¿Será así dentro de unos años? ¿Será que los sentimientos también se agotan al uso?</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Quizá seamos eternos, quizá el corazón, aún latiendo más débil, no se pique por dentro. Quizá no es menos, sino distinto. Quizá la madurez del que se sabe todavía vivo guarde un encanto apto sólo para los que ya se han descubierto.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Pero preferimos esto, ahora: esto. Lo conocido y lo intenso, los colores brillantes y las horas con alas, que convierten los días en minutos y los años en pestañeos.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Preferimos la locura de quien sabe que tendrá tiempo para arrepentirse, los errores deseados e indeseables, las borracheras de alcohol y juventud, los momentos que en su día nos pesarán y sólo podremos recordar.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i>Vivir y sentir lo que después permanecerá si lo memoramos.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><i><br />
</i></span>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-37658279699998564882011-05-20T07:41:00.000-07:002011-06-20T09:42:11.497-07:00Somos historia.<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Escalera del Metro que desemboca en Callao. No hace el frío que predijeron los hombres del tiempo, tengo que decirles a Clara y Raquel que tal vez el cielo no sea de los políticos. Mucho ambiente, muchos grupos esperando a mucha gente y mucha rasta, mucha camisa ancha, mucho humo, pero también mucha gente con mucha más edad que reivindica lo que gritamos todos desde el día 15 en Sol: YA NO MÁS.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y la gente que estamos ahí nos miramos y, sin conocernos, nos reconocemos: <i>tú vas a Sol</i>,<i> tú también vas a formar parte de la Historia.</i> Hay gente con más miedo, sobre todo desde que salieron a la luz algunas declaraciones de la gente arrestada en la manifestación del día 15. La brutalidad policial deja boquiabiertos a los oyentes y se oyen gritos, insultos, voces indignadas que buscan llegar a los sufridores y las sufridoras, a nuestros compañeros: no estáis solos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Como leyéndonos la mente, 5 furgonetas de policía aparecen como tanques militares por Preciados y, uno a uno, amenazantes, nos plantan cara en Callao. Y de repente ya no hace tan bueno. Pero nos reponemos, las voces modificadas por los megáfonos no paran de decirlo: <i>seguid, no tengáis miedo, somos uno, no caigáis en su provocación.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y no lo hacemos, y la conversación no cesa y las furgonetas de repente ya no son tan grandes.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Diez y cuarto de la noche, llegamos a Sol. Una muchedumbre unificada por los mismos cánticos nos espera, nos acoge, y nos volvemos parte del todo homogéneo, ya estamos allí.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">En algo sí tienen razón los medios: el ambiente es festivo. Y es que no podría ser de otra forma, no podemos no celebrar que nos hemos despertado, que nos movemos, que somos cada día más, que, por primera vez en mucho tiempo, Europa toma ejemplo de España y países como Italia, Francia o Bélgica deciden levantar las manos junto con las nuestras: <i>estamos todos juntos en esto.</i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">A partir de ahí, horas de canciones, de gritos, de ánimos, de aplausos mudos y no tan mudos, de pancartas, de gente y gente y más gente que no para de venir, que no para de encontrarse con otra gente.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Me encuentro sin darme cuenta bebiendo mate con un argentino que me cuenta que el mundo tiene que cambiar, que somos muchos, que ya podemos levantar orgullosos la cabeza con nuestra generación, que no sabía que en Valladolid también hubiese gente que apoyase esto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y seguimos saltando, cantando, conociendo, llorando por dentro de una emoción que pensamos, se intentará plasmar en los libros sin conseguirlo. Se va oyendo "la Revolución del 11"; y nadie sabe si será así, pero todos hacemos porque lo sea.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br />
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Miedos repentinos cuando alguien dice <i>ya vienen, y tienen ganas</i>; furgonetas que avanzan a milímetros con policías que tienen porras por brazos, pero que deciden esperar al 21, <i>ahí sí que nos van a dar lo nuestro</i>, me dice mi nuevo amigo el del mate.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;"><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">A partir de la 1 la gente busca el último Metro, despedidas con abrazos a nuevos y viejos amigos: <i>hasta mañana, compañeros, dormid lo mejor que podáis.</i> No vamos a dormir. No puedo cerrar los ojos cuando a mi alrededor no para de pasar gente con manos abiertas para ayudar, con megáfonos para pedir ayuda a voluntarios que salen de diez en diez: ahí nadie aparta la vista cuando se le pide ayuda.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">A cada ratito, una compañera con un megáfono no para de recordarnos que eso no es un botellón, que no les demos motivos para desprestigiarnos, que nos cuidemos, que limpiemos, que la revolución es nuestra y su triunfo depende de nosotros. Miles de personas hacen caso.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Poco a poco el sonido de los bongos se va disipando, hay que dejar dormir. Hay gente que lleva allí desde el día 15 y sus ojeras los delatan. Miles de sacos formando filas duermen bajo la mirada de la carpa que han creado, que hemos creado. Fuera, decenas de tiendas de campaña hacen el agosto a Dekatlon y los baños públicos que han cedido por el empeño son la meta de una nunca escasa cola.</span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y yo no puedo dormir, no puedo dejar de mirarlos a todos: tan seguros, tan rápidos, tan eficaces y a la vez tan humanos. Si devuelven la mirada, sonríen. <i>Vamos, compañera. </i></span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y ya por fin a las 6, cuando el frío empieza a notarse, me voy a regañadientes, Clara y Yaiza quieren dormir, y yo siento que podría pasarme la vida despierta si fuera para mirarlos a todos ellos, en silencio, con un respeto infinito y mi más sincera admiración.</span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Vais a hacer historia, sea cual sea el resultado. Vamos a contar esto por muchos años, gane quien gane el 22.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Hemos decidido volver a escribir nosotros la historia, y 1789 estaría orgulloso del 2011. Ahora no usamos lanzas, ahora tweeteamos, nos animamos, conocidos y desconocidos, jóvenes y mayores. Pero ahora, como en 1789, nos unimos sin preguntar identidad, ideología, raza... nos unimos porque tenemos un objetivo, nos unimos porque ya nos une el futuro que nos quieren quitar, nos unimos porque hemos decidido que nuestras voces tienen que ser más altas que cualquier sirena.</span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y funciona.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y sigue.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">No nos vamos, no nos movemos, seguimos en pie.</span>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8054393404014363766.post-41425106471543599712011-05-19T11:52:00.000-07:002011-06-16T15:20:31.451-07:00NoTenemosMiedo.<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Entre miles de gentes con miles de sonrisas es posible encontrarse a uno mismo; ir y ver con los propios ojos. <i>No son quien quieren hacernos creer, no <u>somos</u> así. </i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Mira alrededor: no hay más que manos unidas, de asambleas donde se respeta, donde no se dice seguridad, porque ahí dentro la seguridad sobra, el compañerismo sobra. Sigue mirando... <i>¿qué puedo hacer? </i>nunca sonó tan bien, somos muchos, luchando contra una imagen que se nos impone por miedo, porque no quieren que tengamos voz, voto, capacidad de cambiar <u>nuestro</u> futuro.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Siéntate en cualquiera de los rincones que cubre una carpa hecha por todos, serás bien recibido. Nadie sobra, faltan muchos, pero participan no sólo los que están ahí, la gente apoya desde todas partes, Sol se ha extendido por España, Valladolid también grita: más flojo, más improvisado, pero grita; en todas las ciudades se pide la verdad, se pide un futuro digno, <i>ya no nos engañáis más.</i></span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y la juventud que es tachada de irrespetuosa, pasiva, dependiente... despierta de su letargo para decir que quiere decidir su futuro, que tiene derecho a un mañana con posibilidades, que no nos conformamos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y a quien diga que esto no va a servir de nada, le diré que seguramente muchos dijeron eso mismo en Francia en 1789.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">A vosotros, realistas, que miráis por encima del hombro a quien decide llevar tatuada la palabra LIBERTAD: el realismo mira el presente y se encoje de hombros, se resigna, es conformista. A los idealistas, de los que tanto se ríen los primeros, a los que miran el futuro y ven el producto que ellos mismos han trabajado, a los que dicen <i>sí </i>y mueven cuerpos, almas y corazones para conseguir un propósito: no os canséis nunca, el futuro es nuestro. No os encojáis de hombros, levantad los brazos como hoy, ayer, mañana, en Sol o en cualquier otro sitio, ayudad, ayudemos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">El mañana lo elegimos nosotros, si queremos.</span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Yo elijo andar por entre gente que se respeta, que se llaman <i>compañero</i>,<i>compañera</i> porque sienten que lo son; gente que decide estar con, para, por otra gente. Gente que siempre te hará sentir útil; nunca estarás de más, siempre hay algo que hacer porque el camino es largo, porque hacen falta muchas manos que sujeten, abracen, ayuden, aplaudan. Hacen falta muchos como ellos, como nosotros.</span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Y llegamos al mundo: Italia, Londres, París... deciden que sí, que hay que moverse. Deciden que las personas decidan, que las auténticas mayorías se muevan... Hacía falta, hace falta y hará falta durante mucho tiempo. </span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Courier New', Courier, monospace;">Movilización. Tocaba.</span>Rocíohttp://www.blogger.com/profile/02538089552146235114noreply@blogger.com0