viernes, 20 de mayo de 2011

Somos historia.

Escalera del Metro que desemboca en Callao. No hace el frío que predijeron los hombres del tiempo, tengo que decirles a Clara y Raquel que tal vez el cielo no sea de los políticos. Mucho ambiente, muchos grupos esperando a mucha gente y mucha rasta, mucha camisa ancha, mucho humo, pero también mucha gente con mucha más edad que reivindica lo que gritamos todos desde el día 15 en Sol: YA NO MÁS.


Y la gente que estamos ahí nos miramos y, sin conocernos, nos reconocemos: tú vas a Sol, tú también vas a formar parte de la Historia. Hay gente con más miedo, sobre todo desde que salieron a la luz algunas declaraciones de la gente arrestada en la manifestación del día 15. La brutalidad policial deja boquiabiertos a los oyentes y se oyen gritos, insultos, voces indignadas que buscan llegar a los sufridores y las sufridoras, a nuestros compañeros: no estáis solos.
Como leyéndonos la mente, 5 furgonetas de policía aparecen como tanques militares por Preciados y, uno a uno, amenazantes, nos plantan cara en Callao. Y de repente ya no hace tan bueno. Pero nos reponemos, las voces modificadas por los megáfonos no paran de decirlo: seguid, no tengáis miedo, somos uno, no caigáis en su provocación.
Y no lo hacemos, y la conversación no cesa y las furgonetas de repente ya no son tan grandes.


Diez y cuarto de la noche, llegamos a Sol. Una muchedumbre unificada por los mismos cánticos nos espera, nos acoge, y nos volvemos parte del todo homogéneo, ya estamos allí.
En algo sí tienen razón los medios: el ambiente es festivo. Y es que no podría ser de otra forma, no podemos no celebrar que nos hemos despertado, que nos movemos, que somos cada día más, que, por primera vez en mucho tiempo, Europa toma ejemplo de España y países como Italia, Francia o Bélgica deciden levantar las manos junto con las nuestras: estamos todos juntos en esto.
A partir de ahí, horas de canciones, de gritos, de ánimos, de aplausos mudos y no tan mudos, de pancartas, de gente y gente y más gente que no para de venir, que no para de encontrarse con otra gente.
Me encuentro sin darme cuenta bebiendo mate con un argentino que me cuenta que el mundo tiene que cambiar, que somos muchos, que ya podemos levantar orgullosos la cabeza con nuestra generación, que no sabía que en Valladolid también hubiese gente que apoyase esto.
Y seguimos saltando, cantando, conociendo, llorando por dentro de una emoción que pensamos, se intentará plasmar en los libros sin conseguirlo. Se va oyendo "la Revolución del 11"; y nadie sabe si será así, pero todos hacemos porque lo sea.


Miedos repentinos cuando alguien dice ya vienen, y tienen ganas; furgonetas que avanzan a milímetros con policías que tienen porras por brazos, pero que deciden esperar al 21, ahí sí que nos van a dar lo nuestro, me dice mi nuevo amigo el del mate.


A partir de la 1 la gente busca el último Metro, despedidas con abrazos a nuevos y viejos amigos: hasta mañana, compañeros, dormid lo mejor que podáis. No vamos a dormir. No puedo cerrar los ojos cuando a mi alrededor no para de pasar gente con manos abiertas para ayudar, con megáfonos para pedir ayuda a voluntarios que salen de diez en diez: ahí nadie aparta la vista cuando se le pide ayuda.
A cada ratito, una compañera con un megáfono no para de recordarnos que eso no es un botellón, que no les demos motivos para desprestigiarnos, que nos cuidemos, que limpiemos, que la revolución es nuestra y su triunfo depende de nosotros. Miles de personas hacen caso.
Poco a poco el sonido de los bongos se va disipando, hay que dejar dormir. Hay gente que lleva allí desde el día 15 y sus ojeras los delatan. Miles de sacos formando filas duermen bajo la mirada de la carpa que han creado, que hemos creado. Fuera, decenas de tiendas de campaña hacen el agosto a Dekatlon y los baños públicos que han cedido por el empeño son la meta de una nunca escasa cola.


Y yo no puedo dormir, no puedo dejar de mirarlos a todos: tan seguros, tan rápidos, tan eficaces y a la vez tan humanos. Si devuelven la mirada, sonríen. Vamos, compañera. 


Y ya por fin a las 6, cuando el frío empieza a notarse, me voy a regañadientes, Clara y Yaiza quieren dormir, y yo siento que podría pasarme la vida despierta si fuera para mirarlos a todos ellos, en silencio, con un respeto infinito y mi más sincera admiración.


Vais a hacer historia, sea cual sea el resultado. Vamos a contar esto por muchos años, gane quien gane el 22.
Hemos decidido volver a escribir nosotros la historia, y 1789 estaría orgulloso del 2011. Ahora no usamos lanzas, ahora tweeteamos, nos animamos, conocidos y desconocidos, jóvenes y mayores. Pero ahora, como en 1789, nos unimos sin preguntar identidad, ideología, raza... nos unimos porque tenemos un objetivo, nos unimos porque ya nos une el futuro que nos quieren quitar, nos unimos porque hemos decidido que nuestras voces tienen que ser más altas que cualquier sirena.


Y funciona.
Y sigue.
No nos vamos, no nos movemos, seguimos en pie.

jueves, 19 de mayo de 2011

NoTenemosMiedo.

Entre miles de gentes con miles de sonrisas es posible encontrarse a uno mismo; ir y ver con los propios ojos. No son quien quieren hacernos creer, no somos así. 
Mira alrededor: no hay más que manos unidas, de asambleas donde se respeta, donde no se dice seguridad, porque ahí dentro la seguridad sobra, el compañerismo sobra. Sigue mirando... ¿qué puedo hacer? nunca sonó tan bien, somos muchos, luchando contra una imagen que se nos impone por miedo, porque no quieren que tengamos voz, voto, capacidad de cambiar nuestro futuro.
Siéntate en cualquiera de los rincones que cubre una carpa hecha por todos, serás bien recibido. Nadie sobra, faltan muchos, pero participan no sólo los que están ahí, la gente apoya desde todas partes, Sol se ha extendido por España, Valladolid también grita: más flojo, más improvisado, pero grita; en todas las ciudades se pide la verdad, se pide un futuro digno, ya no nos engañáis más.


Y la juventud que es tachada de irrespetuosa, pasiva, dependiente... despierta de su letargo para decir que quiere decidir su futuro, que tiene derecho a un mañana con posibilidades, que no nos conformamos.
Y a quien diga que esto no va a servir de nada, le diré que seguramente muchos dijeron eso mismo en Francia en 1789.
A vosotros, realistas, que miráis por encima del hombro a quien decide llevar tatuada la palabra LIBERTAD: el realismo mira el presente y se encoje de hombros, se resigna, es conformista. A los idealistas, de los que tanto se ríen los primeros, a los que miran el futuro y ven el producto que ellos mismos han trabajado, a los que dicen y mueven cuerpos, almas y corazones para conseguir un propósito: no os canséis nunca, el futuro es nuestro. No os encojáis de hombros, levantad los brazos como hoy, ayer, mañana, en Sol o en cualquier otro sitio, ayudad, ayudemos.
El mañana lo elegimos nosotros, si queremos.


Yo elijo andar por entre gente que se respeta, que se llaman compañero,compañera porque sienten que lo son; gente que decide estar con, para, por otra gente. Gente que siempre te hará sentir útil; nunca estarás de más, siempre hay algo que hacer porque el camino es largo, porque hacen falta muchas manos que sujeten, abracen, ayuden, aplaudan. Hacen falta muchos como ellos, como nosotros.


Y llegamos al mundo: Italia, Londres, París... deciden que sí, que hay que moverse. Deciden que las personas decidan, que las auténticas mayorías se muevan... Hacía falta, hace falta y hará falta durante mucho tiempo. 


Movilización. Tocaba.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Y es hoy.

Túmbate un poquito al Sol, que cuando llueva tendremos que buscarnos un refugio donde apretarnos. Disfruta ahora del entrecierre de ojos que dibuja el arco iris entre tus pestañas y de la luz que te inunda al despertar. Vive con el deseo del agua, del frescor cuando te salpico con mis dedos; quizá cuando llegue el frío no tenga bufandas para taparte.


Todo irá bien bajo el sol, te puedo buscar rincones con aire fresco para no agobiarnos, tengo entendido que los colores brillantes son buenos para los números pares.
Y cuando el viento venga, ya veremos si se nos lleva; si me quieres sorprender, dime que no estarás aquí mañana.

lunes, 16 de mayo de 2011

Y yo mañana suspendo.

La magia está en hacerlo fácil, pero a mí me gusta más lo complicado. Eso de llegar pisando rojo y que me abran las puertas... qué; no emociona y los logros no huelen a una misma.
Vamos a vivir despacito para que nos entre el vértigo, que hablar lo vivido suena más bonito cuando es en pasado que analizar el presente y no sentirlo. 

Y no es tan difícil: uno pone las reglas y el otro las rompe, vamos a hablar de corrido sin que importe quién escucha y matémonos de lo bonito que es vivir sin darse cuenta.
Compliquémonos y vivamos fácil, a ver qué tal se da... Total, para arrepentirse siempre tendremos tiempo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Vive conmigo.

Súbeme a la moto, que hoy va de kilómetros por recorrer. Hoy va a ser de los días que aparecen amarillos en las películas, como dos que sólo quieren ser uno y se mezclan con el viento que les mueve el pelo.
Recógeme a las hora-que-tú-quieras en punto y respira el aire que yo devuelvo, abróchame el pañuelo del cuello a la cintura y haz un nudo que no nos separe nunca, vamos a prometer todo hoy y romperlo todo mañana.
Y de día toca bailar, beber mucho, apretarme en tus abrazos y reír escuchándote cantar. Por la noche ya veremos, vida; tenemos muchas opciones. Podemos hacer una de la vie en rose o seguir con el rock, lo que decidamos, ya veremos qué depara la puesta de sol.

Eso sí, el reloj te lo quitas, que las horas las va a poner el cielo y la vuelta a casa será cuando los pies lo decidan. Para comer quiero tus besos, y como no me das sed, con cerveza mala me sirve. Las velas y manteles los dejamos para los demás, porque no queremos ser como ellos; tú y yo vamos mucho más rápido, nos saltamos el protocolo, los escalones los subimos de dos en dos... lentos son sólo tus besos, los caminos volviendo de ti y las horas cuando no te tengo latiendo cerca.

Cuando suceda lo imposible y tengas sueño, escógeme como almohada, que yo elijo tu pelo como pasatiempo de mis dedos... sabes que es a ti a quien busco siempre. 
Y si quieres vivimos así, yo me acostumbro fácil, aunque soy difícil para convivir... pero contigo yo me amanso y puedo aprender a decir que sí...

martes, 3 de mayo de 2011

Que si dices venga, ya sabes lo que digo yo.

Un día te tocará a ti desnudarte en tus palabras, dejarme que te haga radiografía de huesos y sentimientos, porque ya está bien de verme las intimidades más cursis y mantenerte dentro de ese saco de ropas y máscaras.
Te tocará decirme los colores que te gustan según los momentos: si te gusta el rojo igual que a mí, si el cuero prolonga tu piel los días grises, si para los mimos tiendes a los marrones...
Tendrás que decirme cómo te gustan, para saber a qué me enfrento, porque siempre daré por hecho que no soy tu ideal, y tampoco aspiraré a serlo; preferiré criticar envidiosamente a las que se acerquen más a tu prototipo.
Quiero saber todos tus miedos, que me muestres que eres humano, que tu escudo protector tiene agujeros... a lo mejor la oscuridad no te gusta, o las miles de patas de cualquier insecto hacen que quieras cambiarte de silla.
De los miedos profundos, los de verdad, también quiero enterarme. Quiero que me digas si realmente te da miedo el día en que yo no esté, si tienes miedo de una hoja en blanco y el nada que contar. Quizá te das miedo tú: quizá temas tu yo de mañana, el miedo ante lo desconocido... o quizá te dé miedo tu yo de ahora, el yo al que escribo en este momento.
Tendrías que decirme también tus pasiones más secretas, para que me haga una idea de qué comprar en Woman Secret la próxima vez que vaya. Quiero que me cuentes qué te enerva, qué te hace reír, cuántos hijos tendrías y sus nombres.
Quiero que me digas que no te quieres casar, porque eres un antisistema y todo te parece mal.

Más tarde, cuando conozca tu mente como conozco tu cuerpo, te diré que aún sabiéndote así, sintiéndote más parte de mí que del mundo, viviéndote y casi respirando tu aire, sigues siendo todo un enigma. Aunque pueda pensar lo que piensas, sangrar tus heridas y devolver tu oxígeno, no dejarás de ser opaco, ni de sorprenderme con lo que ya conozco; no dejaré que tenerte tan dentro te saque de mí.

Yo te podría sorprender a ti también, esto es cosa de dos: igual un día rompo la última promesa que me queda y te digo que cuando tengas las manitas arrugadas, cuando se muevan tambaleantes para tomar las pastillitas de la edad, incluso entonces, voy a querer poder acariciarlas, tenerlas cerca, que cobren firmeza cuando sea para coger las mías. A lo mejor digo lo que nunca he dicho, eso de "para siempre" y no me tiembla la voz, ni lo digo bajito... tal vez incluso pueda decírtelo mirándote a los ojos.

Mientras quieras vivirlo sin entenderlo, no sepas cómo son las cosas pero no te importe, podremos ser par, cruzando y descruzando caminos y buscando metas comunes.
Es posible que encontremos el romanticismo de paso, que yo te ponga de fondo de pantalla y tú pienses todas las noches en mí... puede que hasta tengamos una canción. A lo mejor las metáforas salen más fácil cuando las pienso en ti, contigo, para ti. Puedes ser mi desenfreno, la caída del muro de Berlín instaurado en mi cabeza desde hace demasiado, puedes ser la eliminación de todos los alomejores, quizases, posiblementes y puedeseres. Te puedes convertir en la afirmación más rotunda que se defina con un SÍ rojo en la pared de mi habitación.
Puedes hacer que el hecho de que me guste cómo escriben otros no elimine que me guste cómo escribo yo, a lo mejor deshaces el nudo que he hecho conmigo, disipas todas mis dudas y me quitas los años de más de la mirada.

Podría ser posible... sólo si no preguntas cómo, aunque no lo sepas.

domingo, 1 de mayo de 2011

Pero sigues inspirando.

La vida está llena de obviedades: las fotos en blanco y negro son más bonitas, las noches de los domingos se inventaron para deprimirse y los cuadros de Rubens suben la moral en épocas de dieta.
Pero también hay obviedades personales, y te voy a explicar lo que para mí es obvio ahora, porque quizá tú no lo ves así, o simplemente no te has parado a pensarlo: no voy a buscar una guerra por amor, por un amor que quizá no exista o que puede terminarse antes de empezar.
No voy a volver a tirarme a la piscina por una relación donde veo la salida mucho más clara que la entrada, ni voy a entrar en historias de amor-competencia. Los errores sirven para caer en ellos siempre que queramos y para escarmentar cuando nos sintamos preparados, y te puedo decir que, aunque sea muy dada a las recaídas en todas las variantes posibles de los errores, he sido lista un par de veces y he tenido oportunidad de escarmentar. Y hay precios demasiado altos que ya no pago más.


También te diré que ahora, a día de hoy, prefiero inventarme la perfección antes que vivir la imperfección. Sonreír por la nada y agradecerme la capacidad de imaginación es mucho mejor que malvivir ante la realidad cada vez que llego a la estación de autobuses.
Y, siendo sincera, me falta motivación, la motivación que a ti antes te sobraba pero que parece que guardaste en un bolsillo lleno de agujeros.
La hemos perdido, los dos; o es eso, o tú has decidido no fiarte y dejar para ti lo que antes me dabas sin miramientos. Y sería comprensible, tú también aprendes y escarmientas, aunque seas más dado que yo a lamerte las heridas.


Todavía no sé si esta situación nos pilla siendo demasiado niños o demasiado mayores.

Hasta ¿luego?

Lo que gusta es lo difícil, lo que no está al alcance de la mano. La victoria luchada siempre sabe mejor que la rendición de antemano del contrario o del enchufe por el enchufe.
Pero también es cierto que crecemos, que las cosas cambian, que las situaciones no siempre se retoman donde se dejaron. Tal vez ha sido un disparo al vacío, y sabíamos que no quedaban más balas.
Hemos querido recoger la complicidad que hace tanto tiempo dejamos atrás y ya no está para nosotros, o no ahora. Antes no se acababan los temas y ahora no sé cómo saludarte. Los besos no sé dónde tienen que ir, las sonrisas no sé si te duelen o te alivian y los nervios ya no son lo que eran.
Quizá tengamos una fecha de caducidad demasiado clara, y si es así, es lo único claro entre nosotros. Tú no lo eres, no lo fuiste en su día y no paro de preguntarme si en algún momento tuve fe en que lo pudieras ser.
Yo ya tampoco, no soy clara porque no pienso claro, ni siento claro. Y eso es lo peor de todo. No saber qué sentir hace que sienta poco, nada, pero que las noches de los sábados la nada se vuelva en un todo y no pueda hacer más que llamarte.

No sé si juegas a hacerte el duro o es que ya estás insensibilizado. Y yo me alegro de que no te duela (o de que parezca que no te duele) porque me quitas responsabilidad, pero también me quitas importancia.
Y siendo egoístas, tú eras mi autoestima. Tú hacías que me quisiese y sintiese que si me valorabas, era porque merecía que alguien lo hiciera.
Si ahora ni siquiera tú puedes verme porque me miras y no porque cruzo por delante, no sé cómo me voy a ver yo, cómo te voy a mirar y lo peor de todo, cómo va a ser todo a partir de ahora.

Dijiste que por experiencia que iba a ser imposible ser amigos. Yo te digo que quizá el intento por lo imposible sea lo único que nos quede.