viernes, 25 de febrero de 2011

31.3.2010.


Yo buscaría la inspiración en las monedas que tiran a la fuente los enamorados.
En los arco iris que aparecen en los grandes momentos soleados tras un horrible chaparrón.
Buscaría las ganas de escribir entre los días llenos de cafés y apuntes.
Buscaría las mejores sonrisas en los peores momentos, buscaría el cruce de miradas en el concierto más bullicioso.
Buscaría la chispa, la conexión entre dos almas en una parada del metro a las ocho de la mañana.
Buscaría el mejor brindis en la puerta del INEM.
Los besos más preciosos en los momentos más robados.
Buscaría las ganas de vivir en un piso vacío, esperando ser llenado de color.
Buscaría las ganas de llorar y de gritar lo perra que es la vida en una mesa compartida con las chicas.
Yo sería la musa del mayor perdedor de la historia.
La sensualidad del minusválido.
Sería el equilibrio del funambulista.
Sería aquella persona que hiciera que una habitación se iluminara, simplemente entrando en ella.
Sería la sonrisa para todos, para todas.
Sería la pancarta más hippie en la concentración más conservadora.
...
Cuando alguien sueña con todo lo que querría ser, lo que buscaría, lo que sentiría... es, busca, siente.

lunes, 21 de febrero de 2011

ro_ilovethisgame ;)

Aunque ahora la vida pase más deprisa yo me empeño en vivir más lento y más desordenado para no perder la esencia (o simplemente por pura vagancia).
Es curioso, ahora me da por imitarme.

Tanto pensar en el resto, y cuando más disfruto es cuando disfruto conmigo.

Que me digan que la vida es para entenderla, que yo seguiré sin creérmelo.

Que me digan cuándo crecer.

Tiene un don todo aquél que puede hacer sentirse bien a otros con las manos, con los colores y con su mirada.
Vivir en una eterna competición donde siempre pierde el mismo no es vivir, y la auto-compasión no es una forma de vida.
Saber mirarse con distintos espejos es un trabajo que lleva toda la vida, no medirse en comparación con los demás, sino en comparación con el propio pasado es la meta que no todo el mundo sabe que persigue.

Saber la teoría pero no creérsela es lo que toca sufrir cuando no se está seguro ni de uno mismo.

El vaivén, las incertidumbres constantes y los malos pensamientos son el pan de cada día y la necesidad de demostrar al resto con el único fin de demostrarse a uno mismo sigue ahí.

Será quizá que la hora de crecer todavía no ha llegado, que toca seguir buscando qué, con quién, a quién. Que realmente SÍ hay que repetir los errores una y otra vez para aprender (en algún momento). Que quizá lo de querer y quererse viene más adelante...

O tal vez siga teniendo la dichosa costumbre de dejarlo todo para el último día.











"A mí... a mí me gusta la gente".

Quiénmemandaráamí.

Soñar es gratis.


Engañarse, no tanto.

viernes, 11 de febrero de 2011

RL

Si era la propia luz del sol la que la despertaba por las mañanas, se desperezaba sonriente y de buen humor: iba a ser un buen día. En meses como julio, o agosto, se levantaba lento, despacio, como temiendo que algún movimiento brusco la rompiera en mil pedazos.
Eran mañanas de abrir los ojos despacio, de contorsionarse por la cama e ir apreciando poco a poco los detalles de su habitación. Y si daba la casualidad de que no había nadie más en casa, la sensación de calma y libertad alcanzaba su punto óptimo.
A veces, todavía entre el sueño y la realidad, se ponía música relajante para irse despertando, para que sus oídos volvieran a cobrar vida y su mente empezara a vibrar con cada nota.

Largo rato después, ya despierta pero perezosa, solía llamar a su gata, que la espiaba expectante desde la puerta de su habitación, esperando la mínima señal para subirse también a su cama.
Y así ya eran dos remolonas, que no se movían de allí porque eso era el paraíso, una acariciando a la otra, la otra dando pequeños lametazos en la cara de la primera.

Y así podían pasar horas.

Y ninguna de las dos notaba que ahí fuera estaba el mundo.